No es casualidad que muchas de las grandes obras arquitectónicas que se mantienen en pie desde la Antigüedad, sigan sobrellevando el paso de los años. En la mayoría de ellas, había implícito un desafío geotécnico en la realización de sus infraestructuras y en la adecuación de las mismas al entorno donde estaban ubicadas.
Hoy día, cualquier profesional de la construcción habla con normalidad sobre la realización de estudios previos que determinen las características del terreno, totalmente necesarios para el correcto desarrollo de las fases constructivas de cualquier tipo de edificación.
Sin embargo, no fue hasta el año 1999 cuando la Ley de Ordenación de Edificación (LOE) recogió el reglamento necesario para regular los estudios geotécnicos a través del Código Técnico de Edificación (CTE), que finalmente quedó validado en el año 2006.
En este artículo queremos mostraros en qué consiste la labor de Laboratorios Entecsa como entidad dedicada a la realización de estudios geológicos y geotécnicos, que colabora habitualmente con Abaigar.
Todo proyecto de edificación debe contar con un estudio geológico geotécnico. Pequeñas instalaciones, viviendas unifamiliares, edificios con presencia de profundos sótanos o incluso el trazado de una carretera, necesitan contar con una campaña de ensayos adaptados a la relevancia del proyecto, pero todos ellos orientados a un objetivo común: dar garantía de seguridad a la futura estructura del edificio.
¿En qué consiste un estudio geotécnico? ¿Qué información aporta y para qué se utiliza? El primer paso es el diseño de la campaña geotécnica en función de dos factores:
– Tipo de construcción: no necesita el mismo número de ensayos una vivienda unifamiliar que un centro comercial o el futuro trazado de una autovía.
– Tipo de terreno: no todas las zonas objeto de estudio presentan los mismos parámetros, y es necesario considerar la posible problemática que puede suponer construir en determinadas zonas.
Los técnicos geólogos del Departamento de Geotécnica de Laboratorios Entecsa plantean inicialmente la clasificación del terreno. No solo tienen en cuenta antecedentes previos de la zona objeto de estudio, sino que también aplican conocimientos basados en su experiencia sobre los comportamientos geotécnicos regionales, el estudio de la cartografía, salidas de campo, etc.
Tras la definición de estas dos pautas previas, en segundo lugar se determinarán qué tipo de ensayos son los más adecuados para obtener la información necesaria que permita interpolar e interpretar el perfil del terreno existente en la parcela.
El informe geotécnico será el resultado de la interpretación de los distintos ensayos, siendo los más comunes los indicados a continuación:
– Calicatas: consiste en abrir una zanja con la ayuda de una máquina retroexcavadora, que permita al geólogo definir en campo, un perfil litológico (composición y estructura de las rocas) de los materiales en la zona.
– Sondeos: con la ayuda de maquinaria especifica, se perfora el terreno hasta la profundidad en la que se encuentre el firme sobre el que se pueda apoyar la cimentación de la futura edificación.
– DPSH: con la ayuda de maquinaría concreta, se introduce en el terreno una serie de varillas mediante un golpeo constante de la maquinaria. Contando los golpeos que son necesarios para ir introduciendo tramos de varillas de 20 cm., se obtienen los valores que pueden ser matemáticamente correlacionados con la capacidad portante del terreno en toda la profundidad investigada, y que necesariamente deben complementarse con las calicatas y sondeos.
La combinación de estos tres tipos de pruebas, complementarias entre sí, hace que se obtengan los datos necesarios para que los técnicos geólogos puedan dar a conocer el perfil del terreno existente en la parcela. Determinan:
– La naturaleza, espesor y distribución de los materiales que aparecen en la zona de estudio.
– Las características y propiedades geotécnicas de cada uno de los materiales que aparecen en la zona de estudio.
– Situar el nivel freático (acumulación de aguas subterráneas) si lo hubiese. En este caso se debe tener en cuenta que el nivel freático no se trata de un nivel estable.
– Determinar la carga admisible del terreno, con objeto de recomendar la cimentación más apropiada.
– Recomendaciones relacionadas con la presencia de taludes si fuesen necesarios.
– Otros factores necesarios en la viabilidad del proyecto como son la excavabilidad del terreno, tipo de hormigón a utilizar en función de la agresividad del terreno o agua freática.
En definitiva, todas las recomendaciones que se consideren oportunas y necesarias para el cálculo de las estructuras proyectadas.
¿Y si decido no hacer un estudio geotécnico? ¿Qué consecuencias puedo tener?
A la hora de sopesar el gasto inicial que supone hacer un estudio geotécnico, es fundamental mirarlo desde la perspectiva de invertir en garantía y seguridad para llevar adelante la fase constructiva.
Evitaremos sobrecostes en la fase constructiva y contaremos con la garantía que la cimentación diseñada para la futura edificación es la más adecuada no solo desde el punto de vista técnico, sino también económico.
El correcto diseño de la cimentación de la estructura se traduce en evitar patologías en la edificación, deshacernos de situaciones de edificios en ruinas, que deriven en desalojos temporales o en casos extremos en demolición o afecten a otros edificios e infraestructuras colindantes.
Gracias al estudio geotécnico contamos con técnicos cualificados que están presentes en las distintas fases de la construcción para asegurar su correcta finalización.
Con nuestros estudios, Abaigar ya está trabajando en la construcción de la fase II de Arrosadía Village, y en breve iniciarán la segunda fase de Jazz Lezkairu y Max Living.
Patricia Flamenco Navas
Licenciada en Geología
Departamento Técnico de Entecsa
