La tecnología digital avanza imparable. Hace ya tiempo que forma parte de nuestras vidas, tanto en el trabajo como en la vida personal. Cada vez quedan menos espacios en los que es posible manejarse sin la presencia de dispositivos electrónicos. El hogar es uno de los territorios que está empezando a conquistar.
Desde hace años, hemos oído hablar de la domótica, entendida como la gestión inteligente de la vivienda con la ayuda de la tecnología. Cada vez son más comunes los edificios inteligentes, que administran determinadas funciones de forma autónoma, como las luces, la climatización o la seguridad. Sin embargo, estas aplicaciones no se han trasladado masivamente a los domicilios. La complejidad y coste de la instalación llevaba a que solo se equiparan con domótica viviendas del segmento muy alto del mercado.
Hasta ahora. Porque la casa inteligente o smart home está a punto de convertirse en un elemento más de cualquier nueva casa. A su inminente extensión ha contribuido diversos factores: la ubicuidad de Internet (acompañada de una mayor velocidad y capacidad de transportar información) y la incorporación de conectividad en muchos equipamientos del hogar, como los sistemas de iluminación y los electrodomésticos. El «Internet de las Cosas» permite que dichos equipos puedan comunicarse con aplicaciones que manejamos a distancia, bien a través del ordenador, con el teléfono móvil o los asistentes de voz (Google Home, Amazon Echo, Apple HomePod) que está popularizándose en este momento.
La conexión y la información que nos proporciona el equipamiento doméstico conectado abre la puerta a numerosas posibilidades en el hogar para facilitar la vida a las personas, realizar uso más eficiente de la vivienda y ahorrar tiempo en muchas tareas. Tal como ocurre con muchos avances de la tecnología digital, en menos de lo que pensamos estaremos inmersos en la dinámica de la casa inteligente.
Aunque las opciones son infinitas, todavía hay que esperar a que se desplieguen muchos desarrollos técnicos y servicios. Sin embargo, hoy ya es posible realizar bastantes funciones digitales en el hogar. Por ejemplo, gestionar la seguridad de la casa. No solo podemos conectar o desconectar la alarma en remoto, sino que cabe abrir o cerrar puertas desde una app del móvil. Basta con instalar cerraduras inteligentes.
Otro ejemplo, si el equipamiento de la vivienda tiene conexión a Internet (la iluminación, la calefacción/climatización, los equipos de sonido), a través de un asistente puedo regular la temperatura, encender las luces en cualquier rincón de la casa, subir las persianas o bloquear las puertas. La lista de dispositivos que se comunican con los sistemas operativos de dichos asistentes es cada vez más numerosa, al igual que ha ocurrido en el campo de la automoción o en el ámbito de la salud.
En este momento, electrodomésticos como el frigorífico, el aspirador o la televisión pueden estar conectados y ayudarnos a gestionar mejor nuestros suministros de alimentos, la limpieza o el entretenimiento. Y si el timbre de la puerta es también inteligente, es posible ver quién llama antes de abrir a través del teléfono y ordenar a la puerta que se abra para el visitante.
Todos estos ejemplos son una pequeña muestra del potencial de la casa inteligente. Además de incorporar la domótica al hogar que ya tenemos, paso a paso, se prevé que las nuevas viviendas incluirán de serie muchas de las funcionalidades para asumir una gestión más eficiente de los recursos. En Abaigar seguimos atentamente la nueva revolución para aplicar sus ventajas a las próximas promociones. ¡Pronto daremos más información!