Control de calidad de las viviendas: hablemos de hormigón

Muchos de nosotros, cuando hemos dado el paso de comprar nuestra primera vivienda nos hemos preguntado… ¿qué incluye el precio que voy a pagar por ella?

Algunas están más que claras: su situación, los metros cuadrados habitables que tendrá, su diseño, el que disponga de más o menos equipamientos… Luego hay otras, que nos suenan cuando nos hacen referencia a ellas, pero que en el fondo no llegamos a tener claro. Por ejemplo,

 ¡Este inmueble cuenta con calidades de primera!

 ¿A que se refieren cuando hablan de calidades de primera? ¿Al tipo de materiales? ¿Su durabilidad? ¿Su diseño?

En realidad, a todos estos apartados hemos de añadir otros detalles que justifican la afirmación de que  una promoción de viviendas tiene calidades de primera. En dichos detalles tiene mucho que decir el control de calidad de una obra de edificación.

Cada uno de los materiales que se utilizan en la construcción de un edificio de viviendas, están sometidos a rigurosos controles que determinan que son óptimos y adecuados para su uso.

Algunos de ellos tienen sellos de calidad del propio fabricante. Otros, como el hormigón, son examinados también in situ en el momento en que se están siendo aplicados en la propia obra.

El control de calidad es fundamental para el usuario final: la buena práctica llevada a cabo en la obra ayuda evitar posibles riesgos, pérdidas y sobrecostes en su ejecución. Estos sobrecostes repercutirían en el precio final de la vivienda y afectaría a los clientes finales.

La clave está en realizar una adecuada verificación de todos los aspectos que están incluidos en el proceso constructivo. En esta labor, entran en juego un equipo de técnicos multidisciplinares: arquitectos, arquitectos técnicos e ingenieros, desarrollan las labores de dirección facultativa.

Por otro lado, los laboratorios de control y calidad, como es el caso de Entecsa, aportamos los medios técnicos y humanos suficientes para atender las necesidades de todo tipo obras, ya bien sea con laboratorios fijos o mediante la instalación de laboratorios específicos en obras de gran envergadura.

Por ejemplo, el control de calidad del hormigón está basado en lo recogido en la EHE 2008, Instrucción de hormigón estructural, en la que se tiene en cuenta:

– Control de la consistencia: mediante la realización del ensayo del cono de Abrams, con dos mediciones en obra para determinar la media, en el momento en el que se toma la muestra de hormigón.
– Control de la resistencia: puede hacerse de tres formas diferentes, pero la última, el control estadístico, es la más generalizada.
– Control a nivel reducido.
– Control al 100 por 100.
– Control estadístico: la cantidad de hormigón con la que cuenta la obra se divide en lotes, tal y como se observa en la tabla expuesta a continuación.

control de calidad del hormigon

Para el control de la resistencia, se hacen cuatro probetas de hormigón:

– La primera se romperá a 7 días, indicando de forma orientativa la evolución del curado.
– La segunda y tercera se romperán a 28 días, determinando si finalmente, el hormigón ha alcanzado la resistencia exigida.
– En el caso de que estas últimas probetas no llegasen a alcanzar la resistencia exigida, la cuarta probeta quedará reservada para finalmente, ser probada a los 60 días y ver si el hormigón ha mostrado alguna evolución alcanzando la resistencia exigida.

probetas

Como podemos comprobar, se trata de un proceso riguroso para medir la fiabilidad de un elemento constructivo esencial, aunque no nos llame tanto la atención como los acabados de la vivienda.

En definitiva, adquirir una vivienda a empresas que abogan por una edificación con calidad certificada en todos sus aspectos, incluso lo que no se ven, es una garantía más para el cliente como usuario final.

Patricia Flamenco Navas
Licenciada en Geología
Departamento Técnico de Entecsa

 

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